Siempre recuerdo que amaba que llegara la noche para poder ver todas las estrellas en el cielo oscuro…
Cuando escuchaba la voz de mi madre diciendo: “Ve ya a la cama que es hora de dormir”, de un solo salto ya estaba en mi cama acurrucada junto a la ventana con mi muñeco preferido, un astronauta que me regaló mi padre en un viaje y que se convirtió en mi compañero fiel.
Siempre había soñado con ser astronauta, sumergirme en el espacio, entre las estrellas fugaces, las constelaciones, los meteoritos, el sol, la luna y vivir un mundo lleno de magia y luces.
Una noche me acosté en mi cama y de repente me despertó un ruido que venía de la ventana, abrí mis ojos sorprendida y vi un cohete justo ahí, la puerta se abrió al instante y escuché una voz que decía “¿Estás lista para vivir el mejor viaje de tu vida?”.
Inmediatamente me transporté al cohete con mi traje espacial, dispuesta para ir al espacio.
Cada vez que avanzábamos me sorprendía de ver las estrellas doradas más hermosas del mundo, con un brillo único e inexplicable, volteaba a la derecha, volteaba a la izquierda y veía todas las constelaciones, entre ellas la osa mayor y la osa menor.
De repente un astro brilló en lo más alto del cielo, cerca de la luna… era tan brillante que me dieron ganas de llorar de la emoción, era un brillo único y con el salían destellos… su luz era indecible, su novedad sorprendente y todos los otros astros junto con el sol y la luna se formaron en coro alrededor suyo y él proyectó su luz más que los demás.
Era la estrella fugaz más hermosa que había visto, la más grande y la más brillante, pensé en llevármela a la tierra para darle vida y color al mundo, pero era imposible, la estrella debía permanecer en el espacio y desde ahí iluminar y dar vida al planeta tierra.
Segundos después se acerca la luna, en su máximo nivel de belleza, redonda con una luz blanca como la nieve y me dice que cierre los ojos y estire mi mano, en ella deja una bolsita que no pude abrir hasta llegar a la casa y estar reunida con mi familia.
Al regresar a casa, abrí la bolsita que la luna había guardado para mí, y mis ojos se llenaron rápidamente de lágrimas y sin aguantar las ganas de llorar disfruté el mejor regalo que me habían dado en el mundo, polvo de estrellas.
Desde aquella noche, siempre antes de dormir abro mi bolsita para pintar el mundo con polvo de estrellas y llenarlo de cosas bonitas y significativas.
En nuestra ASTRO BOX, este polvo de estrellas esta impregnado para contagiar al mundo de la belleza del universo, de su naturaleza y energía divina….
Descubre nuestro nuevo empaque de navidad y lleva una ASTRO BOX por todo el mundo.